El deporte es un juego o actividad reglamentada, normalmente de carácter
competitivo, que mejora la condición física y psíquica de quien lo practica y
tiene propiedades recreativas que lo diferencian del simple entretenimiento. En otras palabras, El concepto deporte dice
relación con una actividad física, ya sea como un juego o competición
subordinada a un conjunto de reglas. El deporte además se define como una
demostración de destreza física y mental; para muchos además es un tiempo de
recreación, placer y diversión.
El deporte es considerado una necesidad en el hombre, de
esta afirmación se entiende que en casi todos los pueblos de la humanidad han
practicado con algún fin estas disciplinas, desde las más sencillas a las más
complejas. Es además correcto afirmar que el deporte va más allá de una
actividad física específica, sino que además tiene un importante efecto en la
psicología de las personas; la evidencia de esto último está en toda la gama de
disciplinas psicofísicas como el yoga y el tai-chi, donde se busca a través de
la actividad física la realización integral espiritual del individuo.
Los deportes han permanecido y trascendido en el tiempo
por un deseo innato de mejorar y superarse, de aquí se entiende la necesidad
por entrenar día a día el ejercicio físico. El deporte, además de mejorar el
estado físico de la persona (desarrolla los músculos, previene de enfermedades
cardiovasculares) otorga valores aplicables al el diario de vivir. La
cooperación en el sentido del trabajo en equipo que luchan por conseguir un
mismo fin; si no se coopera con aquellos del mismo equipo, éste pierde, y asimismo
pierde la persona en un sentido individual.
En el deporte se hace presente la comunicación, se
transmiten conocimientos, ideas, emociones, y asimismo se aprende a escuchar y
comprender. En estas instancias se deben respetar las reglas, porque de lo contrario
no habría juego ni tampoco deporte. El deporte obliga a formar personalidades
líderes, que escuchan y respetan al resto, pero también se imponen y tienen la
capacidad de solucionar problemas muchas veces inesperados.
Sin duda el deporte implica perseverancia y esfuerzo, sin
ambos conceptos se carecería de deporte. El deportista siempre acepta una caída
y cuando esto ocurre es capaz de levantarse y remediarla. La disciplina es otro
valor que otorga el deporte. Los logros no son frutos tan solo de buenas
condiciones físicas o habilidades innatas, son fruto de un esfuerzo y trabajo
organizado.
Por todos estos motivos, es que el deporte siempre ha
estado presente, y siempre lo va a estar, en la vida de las personas alrededor
del mundo; cobra especial importancia su incentivo en las nuevas generaciones,
dados los problemas derivados del sedentarismo en la actualidad.
Hoy en día los deportes más practicados en el mundo son
el voleibol (más de 990 millones de practicantes), baloncesto (más de 400
millones), ping pong (más de 300 millones), fútbol (más de 240 millones),
bádminton (más de 200 millones) y el tenis (más de 60 millones). Otros deportes
populares en el mundo son el baseball, el handball, el hockey, el judo, el
rugby, el ciclismo y el cricket.
La práctica
del deporte es buena para la mayoría de las personas y en el caso de los
adolescentes, aún más. No sólo ayudará al desarrollo de su organismo que es tan
importante en esta etapa sino, también, servirá para prevenir hábitos muy
perjudiciales como el consumo de tabaco, alcohol o drogas.
Pero además
de esos innegables beneficios físicos, la práctica deportiva tiene aún más
ventajas para los adolescentes en su proceso de maduración personal. En
ese periodo complejo que es la adolescencia puede no ser nada fácil para unos
padres lograr que su hijo o hija adolescente retomen la práctica deportiva o la
comiencen si de niños no se han dedicado a ella, pero los beneficios pueden ser
enormes. Así que un consejo para los padres de adolescentes es que se marquen
como prioridad lograr que sus hijos le dediquen unas horas semanales al
deporte.
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En el caso de los deportes de equipo se
amplía además la cantidad de beneficios para los chicos. Aprenden la
importancia de contar con los demás lo que desarrolla su sociabilidad;
entienden la importancia de respetar la autoridad; la necesidad de seguir las
reglas y la trascendencia de respetar a los rivales.
Las ventajas físicas de la actividad
deportiva se suman a los beneficios emocionales. Está comprobado que el
ejercicio físico practicado con regularidad ayuda a prevenir importantes
enfermedades como la obesidad, la osteoporosis o los trastornos cardíacos.
Otro de los
aspectos beneficiosos de la práctica deportiva regular es que también está
comprobado que actúa como prevención para el consumo de sustancias nocivas como
el alcohol, el tabaco o las drogas.
Hay algunos
datos significativos en la relación de la práctica deportiva de los
adolescentes con el menor consumo de estas sustancias. Se sabe, por ejemplo,
que se dan menores cifras de consumo en chicos y chicas que practican
regularmente deportes individuales como natación o atletismo. También se sabe
que se produce menor consumo de alcohol, tabaco o drogas cuanto más jóvenes
comienzan a practicar el deporte. E, igualmente, cuantas más horas entrenan a
la semana también se reducen las cifras de consumo de esas sustancias
perniciosas.
Las recomendaciones dicen que lo ideal
es dedicarle al menos treinta minutos diarios a algún tipo de ejercicio físico
que aeróbico de intensidad moderada. Una actividad física aeróbica de
intensidad moderada es cualquier ejercicio (marchar, correr, montar en
bicicleta, nadar…) que hace trabajar al corazón a entre un 55% y un 85% de sus
pulsaciones máximas.
Es importante tomar en cuenta que si bien la práctica
deportiva habitual es muy beneficiosa para los adolescentes hay que tener
cuidado con la práctica de ejercicio en exceso. Un comunicado de la Asociación
Americana de Medicina Deportiva y la Asociación Americana de Nutrición dice que
“algunos programas para la mejora física podrían ser perjudiciales para los
adolescentes si obligan a un tipo de ejercicio intenso o prolongado o provocan
un contenido graso corporal excesivamente bajo”.
Si los padres de un adolescente creen que su hijo
practica deporte en exceso, es bueno que consulten con su médico si ese
ejercicio puede perjudicar al chico o la chica
EXCESO
DE DEPORTE:
Cuidar la alimentación y disponer tiempo libre para uno
mismo son algunos de los propósitos que solemos plantearnos al comienzo de cada
año. Y todo, para mejorar nuestra calidad de vida, que depende fundamentalmente
del cuidado de nuestra salud.
Una forma de lograrlo es hacer deporte. No
sólo nos ayuda a mantenernos en buena forma y a garantizar un buen tono
muscular y mantenimiento de los huesos, sino que además una excelente forma de
prevenir enfermedades. Y si al hábito deportivo sumamos una alimentación sana y
equilibrada, los resultados son todavía más beneficiosos: en el peso, en la
tensión arterial y la circulación; en el colesterol, grasas y niveles de azúcar
en sangre; o en el riesgo de las enfermedades de la civilización (obesidad,
males cardiovasculares, diabetes...). Así mismo, la combinación de deporte y
una dieta saludable nos ayuda a lograr esa sensación de bienestar y a eliminar
la tensión y el estrés.
Para ello, son especialmente recomendables
los deportes que, en una práctica regular, permiten aumentar progresivamente la
intensidad y ejercitar grandes grupos de músculos durante al menos una hora:
caminar, correr, esquiar (de fondo), hacer gimnasia de mantenimiento o aeróbic,
andar en bicicleta... El hecho de que en el ejercicio de este tipo de
disciplinas deportivas se quemen reservas de grasa a modo de combustible
energético explica lo ventajoso que su práctica habitual resulta para la salud.
El organismo obtiene de la alimentación y de las propias
reservas corporales la energía que necesita para desarrollar sus funciones
vitales (bombeo del corazón, respiración...) y los movimientos musculares. Los
alimentos aportan sustancias nutritivas como hidratos de carbono, grasas y
proteínas (su función principal se enmarca en la formación de músculos,
tejidos, órganos.), así como vitaminas y minerales, que, sin contener energía,
cumplen otras funciones muy importantes; otras sustancias como el agua y la
fibra también facilitan un perfecto funcionamiento del organismo.
Además, el cuerpo goza de la propiedad de almacenar
reservas energéticas, que quemará cuando no las pueda obtener directamente de
los alimentos. Las principales reservas corporales son las grasas (en tejido
graso y músculo) y el hidrato de carbono (glucógeno en músculo e hígado, y
glucosa en sangre), que se agota rápidamente a no ser que se mantenga una
alimentación adecuada que compense las pérdidas.
Cuando realizamos una actividad física extra, hemos de
aumentar el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono (cereales: arroz,
maíz, cereales en copos, galletas, pan, pastas alimenticias.; patatas;
legumbres; frutas y su zumo), ya que de agotarse las reservas, se produce la
temida pájara, ese estado de fatiga y desfallecimiento que reduce al mínimo la
intensidad del ejercicio e, incluso, obliga a pararse. Respecto a las grasas,
como hay grandes reservas, no es preciso ingerir cantidades extras.
Por otro lado, también hemos de mantener una hidratación
adecuada. La deshidratación influye negativamente en el rendimiento físico y
puede llegar a provocar una sensación de mareo, náuseas e, incluso, vómitos y
diarreas. En ejercicios de menos de una hora de duración, no es necesario beber
líquido, pero si el esfuerzo se prolonga por más tiempo, se aconseja tomar tres
vasos de agua 1 ó 2 horas antes de iniciar el ejercicio, dos vasos 15 minutos
antes y un vaso, cada 20 minutos aproximadamente, durante el desarrollo de la
disciplina deportiva.
Circulan creencias y teorías de dudosa procedencia
referentes a la alimentación que pueden comprometer la salud y el bienestar de
los deportistas. Un claro ejemplo de ello es el consumo excesivo de alimentos
y/o suplementos ricos en proteínas (carnes, pescados, huevos, leche y derivados
y suplementos especiales) durante la práctica deportiva, con el propósito de
aumentar la masa muscular.
En contra de lo que algunos piensan, no sólo no se logra
ese efecto, sino que además pueden provocar una sobrecarga del riñón (al
eliminar por la orina cantidades elevadas de una sustancia tóxica llamada
urea), pérdidas de calcio por la orina (aumenta el riesgo de osteoporosis), o
una alteración de los niveles de grasas y colesterol en sangre (aumenta el
riesgo de enfermedades cardiovasculares).
Otros errores comunes son pensar que los suplementos de
vitaminas y minerales mejoran el rendimiento físico, o, simplemente, practicar
deporte sin cuidar la alimentación y la hidratación.
Un menú para un día deportivo
Desayunos y meriendas:
·
Lácteo: leche, yogur, cuajada, quesos.
·
Cereales: pan, pan tostado, galletas, cereales, muesli, bollería
suave...
·
Frutas frescas o zumos.
·
Fiambres o embutidos, conservas (atún, etc), quesos.
·
Grasas: mantequilla o margarina.
·
Complementos: mermelada, confitura, miel, azúcar...
·
Almuerzo (en función del desayuno y/o la merienda)
·
Conviene incluir algún lácteo, cereales (un bocadillo tradicional -con
fiambre, embutido, queso.-, o galletas) y una pieza de fruta o zumo.
Comidas y cenas:
·
Verdura o ensalada combinada con patata o arroz o pasta o legumbre.
·
Carne, pescado o huevo con guarnición vegetal y pan.
·
Aceite para cocinar o aliñar los platos.
·
Fruta fresca o algún lácteo.
Algunos consejos prácticos
·
Si se practica deporte por la mañana, es fundamental disfrutar de un
desayuno completo que incluya lácteos, cereales, fruta o zumo y complementos.
·
Si la actividad es por la tarde, conviene realizar una comida sencilla y
sin demasiadas grasas dos horas antes de comenzar. Por ejemplo: un plato de
pasta, arroz o verdura con patata, carne o pescado con guarnición vegetal y
pan, y una fruta o algún lácteo. Si se trata de un bocadillo, es preferible que
sea de tortilla de patata, acompañado de fruta y/o zumo, y batido de chocolate
o infusión azucarada, ya que de este modo aseguramos un buen aporte de hidratos
de carbono, el mejor antídoto contra la pájara.
·
Si la actividad se prolonga más de una hora, conviene que cada 60
minutos nos tomemos un descanso para beber e ingerir algo sólido que contenga
hidratos de carbono (galletas, chocolate...), lo que nos permitirá mantener
mejor el ritmo de ejercicio.
Muchas personas que recién se inician en el mundo del deporte y
comienzan con alguna rutina, no conocen o ignoran como va trabajando su cuerpo
de acuerdo a los ejercicios que realizan, por lo mismo, desconocen la
importancia de realizar el calentamiento previo a cada rutina.
Esto es un verdadero problema, pues si las personas que realizan
diferentes actividades físicas no
consideran relevante el calentamiento, pueden sufrir diferentes accidentes al
realizar cualquier tipo de maniobra o, lo que es peor, lesiones
permanentes y con
ello la imposibilidad para realizar algún deporte.
Debemos saber en qué consisten estos
ejercicios iniciales
y comprender su utilidad:
El calentamiento es importante pues posee una etapa de
activación, en donde el principal objetivo es dar estimulación completa al organismo. A la vez
permite la movilidad y articulación de los músculos.
Otra misión del calentamiento es la de adaptación al medio ambiente (temperatura, suelo, cantidad de
viento u oxígeno) en el que se realiza la actividad.
Estos ejercicios de la misma manera que nos estimulan, nos relajan,
buscando que la persona pueda alcanzar el grado de activación necesario para
comenzar a ejercitarse.
En el caso de no lograr el grado de activación necesario
podríamos forzar nuestros músculos sufriendo de desgarres,
quebraduras, calambres y dislocaciones.
Es bueno tomarse un tiempo para realizar el calentamiento y éste
debe durar aproximadamente entre 10 a 15 minutos.
Existen diferentes ejercicios de acuerdo al tipo de deporte y a
los músculos que se trabajarán. Entre los ejercicios de calentamiento más
conocidos tenemos las carreras cortas, el trote, los estiramientos y más.
En las actividades físicas como la danza
o los aeróbicos se
empieza con movimientos más lentos y pausados, lo que es también un tipo de
calentamiento.
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